Cuando entrevistamos a Will Johnson me sorprendió (jamás lo hubiese imaginado) su gusto por The Afghan Whigs y la mención a sus vídeos. Me alegró ver que no soy el único que los ve como especiales, concretamente dos, los correspondientes a su álbum Congregation.
En los años 90 había unos cuantos programas culturales muy especiales en tve, uno de ellos era Metropoli. En una cinta VHS grabada por mi hermano pude ver esto (gracias archiveros) y me marcó mucho. Era un programa que hablaba de la por entonces ciudad en boca de todos y aparte de entrevistas a los creadores de Sub Pop, se intercalaban fragmentos de vídeos de diferentes grupos. Uno de ellos era The Afghan Whigs con sus temas “Turn on the Water” y “Miles Iz Dead” (cerrando el reportaje).
Para hablar de “Miles Iz Ded hay que situarse en la época y también en el momento del grupo. Estamos en plena era MTV (de aquella época, es decir, se centraba en la música). Michael Jackson había puesto un punto y aparte con sus superproducciones en forma de vídeo, empezando con “Thriller”, y ya era obligado el tema de hacerlos. Era parte de la industria. En 1992 The Afghan Whigs eran un grupo poco menos que desconocido con dos discos a sus espaldas. Esa combinación: dinero obligatorio para hacer vídeos, que The Afghan Whigs fichen con Sub Pop, el ser desconocidos y tener ya una fuerte personalidad, unido a la proverbial falta de prejuicios cuando se está empezando (esa bonita expresión, «libertad creativa»), me hacen pensar que fue lo que permitió que se filmase esta joya.
Pero antes mencionemos un par de particularidades sobre el tema musical. La primera, volviendo a mi historia personal, es que este tema es una pieza oculta en su disco Congregation. The Afghan Whigs eran especiales porque ninguno de sus álbumes tiene más información en portada y contraportada que el nombre del grupo y el título (algunos como 1965, ni eso) así que buscar en aquella época de dónde era ese tema era difícil. No sé cómo tendría acceso al libreto interior de Congregation (no había descargas, ya sabéis, otros tiempo) pero el tema no aparecía. Mi obsesión por él era tan grande que mi hermano me avisó que había visto el maxi de “Turn on the Water” y el tema se incluía en la cara B. Me lo compré, claro, ya que además “Turn on the Water» también me había dejado fascinado. La segunda particularidad sobre canción es que se hiciese un vídeo, como si fuese un single, para un tema que ni siquiera aparece en los títulos interiores del disco.
Es decir, todo en él tenía el encanto del misterio (ahora desvelado, claro, echad un vistazo a su historia en la wiki u otros blogs) aparte de lo increíble que a mi me pudiese parecer.
Pues bien, si a todo lo anterior añadimos el fragmento de vídeo que pude ver en el programa Metropoli, no había en él nada que tuviese desperdicio. Pasaron los años, y al fin pude visionar el vídeo entero lo que supuso un placer máximo. Si mencionaba antes “Thriller” y podemos decir de él que es una superproducción de Hollywood, el vídeo de Miles Iz Ded vendría a ser como una mezcla de Bresson y Maya Deren. Así es como lo siento yo.
Como siempre, voy a enlazar el tema con el vídeo, así que lo suyo es verlo sin dilación pero dejadme que os cuente un poco más. El impacto al ver el fragmento de Metropoli que comenzaba con el vídeo en la segunda estrofa y verlo desde el principio es el mismo. Si la primera vez que lo visioné comienza con un tipo con aspecto de aviador conduciendo un sidecar en cuyo asiento va un pollo (una polla realmente) que resulta ser su pareja, en el segundo caso se ve un primer plano de un vaso lleno de whisky, que se vacía y se rellena. En primeros planos en blanco y negro vemos un tipo preparándose un tiro de heroína con todo detalle. Sí, Tarantino en Pulp Fiction lo hizo dos años después a todo color y es probable que exista algo así en cine de forma previa a este vídeo pero recordemos que los vídeos no dejaban de ser promoción. ¿Quién demonios pensó que esto podía vender absolutamente nada de un tema que, a saber en qué disco estaba?. De hecho, Tarantino lo expone de forma poética, mientras que el vídeo lo hace de una forma realista verdaderamente impactante.
La sensación de decadencia, negrura y desolación que desprenden esos primeros planos solo es comparable a todo lo que se desarrolla a lo largo del propio vídeo. En él hay amor, terror y tragedia de una forma que nunca se había visto en esto de los vídeos musicales y que me atrevo a decir que nunca más se volverá a ver aunque admito que ya no suelo estar muy pendiente de ellos.
The Afghan Whigs no volvieron a hacer (en vídeo) nada parecido. No creo que nadie lo haya hecho porque cuando lo vuelvo disfrutar de vez en cuando, pienso que es absolutamente irrepetible.
El tema, a estas alturas es un poco innecesario decirlo, es un tema alucinado. Tiene un mantra, “No olvides el alcohol”, que se repite de forma obsesiva y que parece la representación misma de la adicción del borracho. Tiene ese comienzo con la batería tan enérgico y esas subidas y bajadas magníficas. Tiene a un Dulli derrotado que interpreta un lamento eterno de forma genial. Es ambiental, es ruidoso e intenso, tiene una pasión absolutamente deprimente y, como en el vídeo, no sabes qué demonios te quiere contar. Es poesía pura.
«Miles eztá mueta»
Si lo bajé,
sacándote de tu trance,
escurriéndome en tu mente,
y metiendo mis manos en tus pantalones.
No me gustaría acabar con todo
y no me gustaría que fuese lo mejor.
Entonces todas las cosas que me haces
las podríamos exagerar.
Ahora todos saben
o todos quieres saber
Los cómos, cuándos y porqués
y cómo dije adiós.
Ooh, ooh, ooh, ooh
ooh, ooh, oooooh.
Ooh, ooh, ooh, ooh
ooh, ooh, oooooh.
No olvides el alcohol.
Ogh, nena, ooh, nena.
No olvides el alcohol.
Ogh, nena, ooh, nena.
El título, si seguimos los cánones sobre el tema sería “Miles eztá mueto” ya que surgió tras la muerte de Miles Davis pero en mi mente la muerta es la pollita del vídeo a la que bauticé Miles y que tenía que presidir con su bailecito (ahora que tanto se lleva) esta entrada, así que se queda en femenino.